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Este mes de agosto vas a tener dos cartas. Y es que el estar aislado en una habitación en medio de un jardín por miedo de que contagie a los demás y con la boca tapada por una máscara quirúrgica da una soledad que necesita romperse comunicándome con la familia , amigos y compañeros. Pero, no se asusten.
Resulta que la influenza AH1N1, también llegó al Paraguay, agotando no poco las pocas reservas económicas que tenemos.
¿Cómo se habrá iniciado esta pandemia?. ¿Por la locura de ambición del empresario norteamericano que quiso criar cerdos como gallinas en jaulas en la frontera de México con EE.UU?. ¿Por la defensa de la Madre Tierra ante las locuras que le hacemos los humanos?. Espero que un día alguien me de la respuesta.
Lo cierto es que muchos hombres y mujeres hemos estado cercanos a ella. Digo “hemos” porque al comienzo se creyó que podía haberla contraído. Luego, se descubrió por rayos X un virus en la base de los pulmones (neumonía viral). En mi habitación aislada en medio del jardín, la Compañía de Jesús me cuidó con médicos lo mejor posible. Hoy me dieron el alta y mañana volveré a casa después de una semana. Pero lo importante es que he podido sacar provecho de esta situación.
Y el provecho ha sido descansar. Lo cual me ha dejado como nuevo, porque, en el fondo, pienso que he podido somatizar lo que pasa en el país según aquellas palabras del poeta “Me duele el Paraguay”. El había escrito “España” en la década del 50.
Después de un año del Marzo Paraguayo en 1.999 me había ocurrido lo mismo. También hubo un viento de Cambio entonces y también quise “agarrarlo” (influir) en vano. Con esta somatización del esfuerzo realizado y una feroz infección en una muela estuve dos días en coma.
He experimentado la sensación que un auto (si fuera humano) experimentaría si corriera, sin prisas pero sin parar, durante varios meses. Al frenar de pronto un día, estaría mal toda su estructura. Eso mismo siento haber sentido. Y eso, a pesar, de haber dormido perfectamente esos meses casi ocho horas todas las noches.
El compromiso que he sacado es que, después de seis días trabajando, el séptimo me iré al campo a gozar con la naturaleza. Y lo voy a cumplir. Una buena enseñanza de la Biblia.
Dos generaciones unidas
Un tema del que quería hablar con Uds. es las sensaciones que se tienen cuando pasamos los 80 años. En la otra carta les decía que se experimenta una gran paz por dentro. Cada problema que nos encontramos en la vida es como una tormenta en el mar. Por lo general nos engloban y zarandean. A los 80 años se siente que uno zarandeado está en medio de la tormenta, pero al mismo tiempo y eso es lo nuevo, como si se estuviera en la orilla contemplándola. Contraste curioso, que nos permite sacar muchas enseñanzas.
Otro descubrimiento es la diferencia de velocidad que existe entre el pensamiento y su ejecución. Soy capaz de pensar y captar la realidad con la misma o mayor velocidad que antes.
Sin embargo el paso de estas intuiciones a la práctica es lento. No porque dude. No porque no quiera. Tal vez sea la cara oscura de tener tanta paz o tantos años. O un preludio imperfecto de esa eternidad que será, al mismo tiempo, contemplación gozosa y realidad. Y nosotros, todavía, diferenciamos ambas cosas.
Pero, como hasta ahora vivimos en esta vida terrena y es necesario poner en práctica lo pensado, no he encontrado mejor remedio que asociarme y ayudarme de la prisa y valía de jóvenes que me urgen a caminar con una visión renovada, para conseguir los sueños de ellos y míos, que son los mismos. Unos más de cerca. Otros menos. Y esta dimensión, identificación y complemento entre diversas generaciones es una bendición.
Y esto es todo por hoy. Agradezco a todos los que me han ayudado y recordado y a seguir caminando como nuevo. Les quiere
Pa’i Oliva
Varios amigos y compañeros me han pedido que además de enviarles los artículos desean saber noticias periódicas mías. Con mucho gusto lo hago. También espero noticias de Uds.
PA’I OLIVA
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Paí Oliva
(Paí Oliva) En el 2.013 necesitamos como Pueblo tener una serie de cauces para avanzar hacia el Cambio, de modo que el gobierno elegido se vea obligado a cumplirlos y llevarlos adelante. Para lograr esto hemos de tener cuatro años de gobernabilidad. Y a esta gobernabilidad se están oponiendo, desgraciadamente, muchas cosas. La voracidad de regresar que tienen los que perdieron y que entraña una cultura golpista de llegar a como sea. No reparan en medios y constituyen un gran peligro para la democracia paraguaya. La insensatez del Vicepresidente, y de muchos de su Partido, de estar en contradicción continua con el Ejecutivo. La violencia verbal del tercer partido que, de cuando en cuando, muestra sus tintes dictatoriales, que en absoluto corresponden a lo que necesita la Nación. También, la actitud de otro, con personas de gran valor, y al que le falta cintura política. Y, por supuesto, las divisiones en la Alianza. El Poder Judicial que permanece anclado en el pasado y el Poder Legislativo que no representa muchas veces al Pueblo y que intenta mandar más que el Ejecutivo. Y el Poder Ejecutivo que debiera de estar mejor asesorado, ser más firme y no aislarse del Pueblo. Pero nuestro Pueblo posee mayores valores para superar todas estas limitaciones. Por eso confiamos en gozar de gobernabilidad estos cuatro años, que nos quedan. |
Francisco Javier SANCHO MÁS
Lo he visto en Paraguay, en el Bañado Sur, el peor barrio de Asunción, según las estadísticas. Vive en una casa del barrio, es decir, que se inunda y no tiene luz. Está ahí porque no puede vivir en una comunidad de jesuitas acomodada. Está ahí porque apoya a jóvenes estudiantes y a otros grupos de los que no se acuerda ni el actual gobierno. Está ahí porque le dejaron volver. Ya va para los ochenta años, no oye bien, pero seguro que tiene dentro el ruido del miedo cuando la dictadura de Stroessner lo obligó a exiliarse, o la traición de la jerarquía de Nicaragua, el cardenal Obando, cuando no le dejaron trabajar en su barrio de los Brasiles de Managua, y tuvo que irse a España. Un revolucionario de todo. La última vez que lo vi, me dijo que ya no volvería. El paí Oliva. Paco Oliva.
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